Los orígenes de la camiseta blanca
Los orígenes de la camiseta blanca se remontan al año 1904. Fue la compañía Cooper Underwear quien pensó que era la evolución más lógica para los calzoncillos antiguos long john. Estos eran unos monos enteros que cubrían prácticamente todo el cuerpo y que se ponían y quitaban con cierres y botones. De ahí que el eslogan para anunciar la nueva camiseta fuera: "Sin imperdibles, sin botones, ni aguja ni hilo". El uso de la camiseta estaba claro: sería para llevar bajo la camisa, mucho más cómodo que un mono completo. Sin embargo, el ejército creyó que podría tener un uso mejor: utilizarla como camiseta de exterior. Y así se hizo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las usaban bajo las gruesas chaquetas de camuflaje. Era muy cómoda y adaptable a la temperatura corporal, así que podían dejarla bajo la chaqueta abierta o sin ella para moverse con más facilidad. Esta fue la primera vez que se comenzó a usar una prenda de interior como exterior. Sin embargo, como sucede con otras muchas modas, esta no fue tendencia hasta que algunos famosos comenzaron a usarla y marcaron la línea que seguirían miles de hombres en su día a día.De prenda interior a exterior: la historia de la camiseta blanca
Hasta que famosos y otros personajes influyentes no la mostraron al mundo, el uso de la camiseta blanca de interior a exterior no se popularizó ni atravesó fronteras internacionales. ¿Cuáles fueron algunos de los hitos más importantes en la historia de la camiseta blanca?Años 50
El actor Marlon Brando la usó como una prenda exterior en una de sus películas más célebres, Un tranvía llamado deseo (Elia Kazan, 1951). Aquellos años, y en concreto esta película, sirvieron para catapultar a la fama a uno de los hombres más atractivos de todos los tiempos. Su figura se convirtió en icono de moda y, como no podía ser de otro modo, la camiseta blanca se convirtió en una tendencia a seguir. Lo mismo sucedió en el caso del actor James Dean, quien la usaba como única prenda bajo su chupa de cuero en películas tan célebres como Rebelde sin causa (Nicholas Ray, 1955). Ambos son solo dos de los mejores ejemplos de los influencers de la época, que sentaron precedente en el uso de una prenda que hasta el día de hoy sigue siendo un must en el armario de cualquier hombre.